Toda una temporada tardé en ver la magnitud de todo lo que Juan
Ignacio Martínez estaba consiguiendo, en valorar y comprender el trabajo y la
labor que hace en el Levante, en darme cuenta de lo que quiere y como lo
quiere, de lo que hace, que lo hace muy bien.
Me tenía absolutamente confundido, en ocasiones pensaba que
pretendía ser una línea continuista de Luis García (mostraba cosas suyas en el
campo), otras veía que su propuesta se derrumbaba en el césped, si es que la
tenía clara, o que simplemente su buen inicio de campaña era cuestión de racha
y del buen momento de jugadores como Juanlu o Barkero. Nada más lejos de la
realidad, el argumento del factor suerte se iba derrumbando según transcurría
el año, el Levante se había convertido en un equipo a tener en cuenta, uno de
los más correosos del campeonato, costoso de ganar y haciendo del Ciudad de
Valencia un medio adaptado a su propósito.
Mediática mente conocido como ‘JIM’, ha dotado al equipo de
hechuras correspondientes a la máxima categoría, fortaleza y rigor táctico,
buena mentalidad y mucha, mucha paciencia.
A diferencia de Luis García, que proponía un juego ofensivo
desde la posesión, muy difícil de llevar pero que finalmente el Levante supo
ejecutar haciendo buenos números a final de campaña; Juan Ignacio ha sabido
percatarse que para el Levante, como para muchos otros equipos, este sistema es
un arma de doble filo porque el equipo por plantilla y jugadores no está dotado
para soportar transiciones defensivas de la dimensión que propicia las numerosas
pérdidas de balón.
Con esto ‘JIM’ ve la principal carencia, a parte de otras
varias, de una plantilla repleta de soldados, muchos de ellos veteranos, y
explota sus virtudes.

Todo esto es un registro que el técnico alicantino domina como el mejor. Los jugadores están perfectamente posicionados durante buena
parte de los partidos, son un bloque, mucho más cómodos en campo propio, únicamente
suelen tener a un jugador viviendo en campo rival, dos dependiendo del
contexto. El equipo vive lejos de la portería contraria y la mayoría de sus
ofensivas parten desde 60 metros.
Los de Juan Ignacio Martínez suelen formar dos líneas de
cuatro claramente diferenciadas con un volante entre medias o por delante y con
la referencia arriba, en ocasiones con un apoyo al lado, ya digo que en función
del contexto.
La influencia de Ballesteros atrás está ligeramente
infravalorada, hay mucho oficio en la retaguardia levantina, controlan
perfectamente el achique de espacios.
Ahora mismo Diop está siendo fundamental en el esquema de Martínez,
su despliegue físico le permite alargar las ventajas 20 metros más y sirve de
sustento para Iborra, tiene llegada aunque sin el protagonismo que cobraba en Santander. Quizá no tenga esa soltura que poseía Xavi Torres en el robo-pase
pero la función de abarcar campo la cubre suficientemente.
Barkero y Juanlu han bajado su nivel respecto al pasado
curso, principalmente el guipuzcoano, su técnica es incuestionable pero sus
apoyos al delantero aún no alcanzan la eficiencia. Juanlu parece que va en
mejora, es muy importante en transición ofensiva.
La zona de arriba es la segunda parte del equipo, y es que
se parte aquí. Esa referencia tan importante en el esquema de ‘JIM’ es la que
se presumía desfavorecida con la marcha del todopoderoso Koné. Gekas no
albergaba las mismas esperanzas ya que es un jugador que vive más cerca del área
y no corriendo hacia ella. La llegada de Obafemi Martins, la mejor de las
noticias. De características distintas a Koné, tiene en común su función en el
equipo, ser referencia ofensiva y táctica. Que sea un jugador potente, de
zancada, con fortaleza y, por supuesto, gol.

Martins seguramente no sea tan ducho en la técnica
asociativa y mucho menos bajando balones, pero ofrece ese gran recorrido y
peligro arriba, es un portento y vale perfectamente de autónomo, aunque los
apoyos seguro le hacen más falta que a Caicedo o Koné.
Martínez tiene a la pieza que le faltaba y la cual le
preocupaba su ausencia, ya que es el puesto diferencial para su sistema. Sus
soldados no tendría un referente claro para el que trabajar, y Gekas nunca es
suficiente.
Felipe, Arouna y Obafemi. Han sido y son un lujo para el club
granota y para nuestra liga. Sin ellos no tendría tanto sentido el Levante de
nuestros días, un Levante que ya camina por Europa y que en este primer tercio
de la temporada, se vuelve a situar cerquita de ella.
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