Esa sensación que debe sentir un cocinero novel a la hora de
cocinar su primer plato en el restaurante en el que le acaban de contratar,
esos nervios por hacerlo bien o mal, esas dudas repentinas en ti mismo y tus
métodos, esa presión de saber que tienes una muy buena oportunidad ante ti,
saber que además los ingredientes que te ofrece ese restaurante son de calidad,
todo eso, es lo que ha debido sentir Marc Wilmots en estos últimos meses.
Tienes las patatas, los huevos, el aceite y la cebolla, pero no tienes la
certeza de como hacer una buena tortilla.

Es principalmente conocido por su etapa de futbolista,
jugando cuatro mundiales con Bélgica y llegando a ser su capitán.
La complejididad de dirigir a los belgas aumenta cuando
sabes que tienes entre manos a la denominada Generación Dorada a la que
necesitas darle ese empujón que le plante en una fase final y Bélgica vuelva a
tener un gran papel. No participa en alguna desde el año 2002 en el mundial de
Corea y Japón. Se ha perdido las tres últimas Eurocopas y los dos últimos
Mundiales.
La situación puede llegar a ser delicada, el bajón con sus
posteriores críticas tras cada no-clasificación han desarrollado dramatismos en
el país belga. Esto se acentuaba en estos últimos años (Mundial 2010 y Euro
2012) ya que volvía a haber esa ilusión de participación, asomaban la cabeza
nuevos y talentosos jugadores, parecía que se confeccionaban buenas plantillas
y las sensaciones eran buenas. Pero el premio nunca llegaba, no se conseguía
dar con la tecla precisa para arrancar y la miel no pasaba más allá de los labios.
Cada año destacaba otra joven promesa belga (esto sigue
ocurriendo a día de hoy) y era seleccionado; otra pieza más para un plantel
que, repito, se ha ido haciendo más jugoso con el transcurso de los meses. Los
más románticos del fútbol de la vieja Europa saben que en esa selección hay
mucho potencial para hacer cosas buenas, sin embargo no se consiguen explicar
como clasificación tras clasificación se diluía y no cuajaba.
La idea de Wilmots para Bélgica tiene una base de
perfeccionismo y seriedad, quiere darle al equipo ese carácter compacto que se
le ha echado en falta en los momentos decisivos, desea unidad táctica y
motivacional. El seleccionador apela al sentimiento belga para reforzar la
mentalidad del equipo, es un gran patriota.
No pretende darle automatismos tan rápidamente al equipo,
quiere que ese sea el fin de acomodar por líneas a los jugadores clave según
desarrollan su misión en sus respectivos clubes. Partidario y sabedor de que el
sistema 4-3-3 es buena solución debido a las características del equipo,
asociaciones y juego posicional teniendo la línea de tres cuartos como pilar
fundamental, ahí es donde se mueven los mayores talentos de la plantilla. La
experiencia de Marc (fue centrocampista) le servirá para formar diferentes
variantes dentro de la zona diferencial de Bélgica en el campo.
“Yo he dejado mi
impronta en este equipo. Sé adónde quiero ir y qué camino tomar para llegar
hasta allí. Me baso en una determinada visión de juego, en una filosofía
alimentada al hilo de mis experiencias y de mis convicciones. Quiero que
impongamos nuestro juego, que no tengamos miedo, que no nos sintamos más
pequeños que el rival. Quiero juego, movimiento, ocasiones. Pero ojo, eso no
quiere decir que podamos pecar de ingenuos.” (Declaraciones de Marc Wilmots
en FIFA.com)

Atrás quedó en el tiempo cuando Daniel Van Buyten y Timmy
Simons (aún convocados) eran los indiscutibles líderes de la zaga. Hoy Vincent
Kompany (26 años) se erige como uno de los mejores defensas centrales del
continente. Thomas Vermaelen (26 años), Jan Vertonghen (24 años), Toby
Alderweireld (23 años) o Nicolas Lombaerts (26 años) complementan una defensa
de lujo. Ninguno de ellos central en su origen, son todo laterales o
mediocentros reconvertidos, de ahí que aún habiendo mejorado su faceta
defensiva mantengan instinto creativo.
Frotarme las manos es lo que me produce el ver el centro del
campo que posee Bélgica.
Que Steven Defour (24 años) haya pasado a un segundo plano
dice mucho del talento que tiene por delante. Axel Witsel (23 años) ha cobrado
mayor protagonismo en el panorama europeo, jugador más hecho, muy útil
tácticamente, le da rigor y dinamismo al mediocampo. El prometedor Kevin De
Bruyne (20 años) ha tenido una aparición precoz y aún necesita foguearse para
demostrar todo lo que puede hacer. Dries Mertens (25 años) adquiriendo
importancia e influencia en su club parece que empieza a contar más en la selección
nacional. El fantástico estado de forma de Mousa Dembelé (25 años) y Marouane
Fellaini (24 años) hace que el nivel de calidad en los tres cuartos de campo
sea considerable. Fellaini ha experimentado una mejoría notable que le ha
transformado en un todocampista, consistencia atrás y mucha llegada, ocupando
una gran parcela del campo. Y por supuesto, Eden Hazard (21 años) jugador que
está llamado a ser el líder de Bélgica y uno de los mejores jugadores del
continente. Hazard no parece tener miedo a nada, derrocha talento y comienza a
ser diferencial.
En la delantera los belgas no andan faltos de perlas. A
pesar de que las mayores esperanzas anduvieran
puestas en Romelu Lukaku (19 años) y Jelle Vossen (22 años) estos no
están en su mejor momento. Hay cualidades en ellos para ser optimistas. La
arrancada, potencia y presencia de Lukaku, y el olfato, desmarque y remate de
Vossen.
Son, sin embargo, Kevin Mirallas (25 años) y Christian
Benteke (21 años) los jugadores que mejor suerte tienen de cara a puerta y más
decisivos en los últimos metros.
Se puede apreciar que el bloque duro del equipo y sus
mayores talentos no pasan de 26 años. Tienen mucho recorrido aún y margen de
mejora suficiente para ilusionar.
Esta hornada de jugadores está ante la oportunidad de devolverle a Bélgica su rol de potencia europea que fue en su momento.

Este equipo ha estado inmerso en una transición y relevo
generacional que parecía eterno. Parece que esto ya ha acabado. El equipo está
empezando a formarse y a madurar. Los jugadores están elegidos. En dos años se
pueden producir ya esos automatismos y superioridades, pero Marc Wilmots ha
reconocido que, si puede y se lo permiten, este equipo estará hecho
definitivamente para la Eurocopa 2016.
Por ahora parece que la tortilla va bien, no se ha pegado a
la sartén y tiene los indicios de que saldrá jugosa.
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