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miércoles, 7 de noviembre de 2012

El Referente de Ébano


Toda una temporada tardé en ver la magnitud de todo lo que Juan Ignacio Martínez estaba consiguiendo, en valorar y comprender el trabajo y la labor que hace en el Levante, en darme cuenta de lo que quiere y como lo quiere, de lo que hace, que lo hace muy bien.
Me tenía absolutamente confundido, en ocasiones pensaba que pretendía ser una línea continuista de Luis García (mostraba cosas suyas en el campo), otras veía que su propuesta se derrumbaba en el césped, si es que la tenía clara, o que simplemente su buen inicio de campaña era cuestión de racha y del buen momento de jugadores como Juanlu o Barkero. Nada más lejos de la realidad, el argumento del factor suerte se iba derrumbando según transcurría el año, el Levante se había convertido en un equipo a tener en cuenta, uno de los más correosos del campeonato, costoso de ganar y haciendo del Ciudad de Valencia un medio adaptado a su propósito.
Mediática mente conocido como ‘JIM’, ha dotado al equipo de hechuras correspondientes a la máxima categoría, fortaleza y rigor táctico, buena mentalidad y mucha, mucha paciencia.
A diferencia de Luis García, que proponía un juego ofensivo desde la posesión, muy difícil de llevar pero que finalmente el Levante supo ejecutar haciendo buenos números a final de campaña; Juan Ignacio ha sabido percatarse que para el Levante, como para muchos otros equipos, este sistema es un arma de doble filo porque el equipo por plantilla y jugadores no está dotado para soportar transiciones defensivas de la dimensión que propicia las numerosas pérdidas de balón.
Con esto ‘JIM’ ve la principal carencia, a parte de otras varias, de una plantilla repleta de soldados, muchos de ellos veteranos, y explota sus virtudes.
Los granotas son un equipo que vive del rival de turno más que de sí mismo, de sus fallos, de encerrar al adversario en su fase ofensiva y achicarle espacios. El Levante te espera, te espera y te daña, te anula y te crea confusión hasta que roban o provocan pérdidas. Y ahí es donde suelen ganar más batallas, en los errores del rival y su consecuente mala transición defensiva, en ese momento es donde el Levante crea superioridad, forma espacios y a raíz de ahí, genera ocasiones.
Todo esto es un registro que el técnico alicantino domina como el mejor. Los jugadores están perfectamente posicionados durante buena parte de los partidos, son un bloque, mucho más cómodos en campo propio, únicamente suelen tener a un jugador viviendo en campo rival, dos dependiendo del contexto. El equipo vive lejos de la portería contraria y la mayoría de sus ofensivas parten desde 60 metros.
Los de Juan Ignacio Martínez suelen formar dos líneas de cuatro claramente diferenciadas con un volante entre medias o por delante y con la referencia arriba, en ocasiones con un apoyo al lado, ya digo que en función del contexto.
La influencia de Ballesteros atrás está ligeramente infravalorada, hay mucho oficio en la retaguardia levantina, controlan perfectamente el achique de espacios.
Ahora mismo Diop está siendo fundamental en el esquema de Martínez, su despliegue físico le permite alargar las ventajas 20 metros más y sirve de sustento para Iborra, tiene llegada aunque sin el protagonismo que cobraba en Santander. Quizá no tenga esa soltura que poseía Xavi Torres en el robo-pase pero la función de abarcar campo la cubre suficientemente.
Barkero y Juanlu han bajado su nivel respecto al pasado curso, principalmente el guipuzcoano, su técnica es incuestionable pero sus apoyos al delantero aún no alcanzan la eficiencia. Juanlu parece que va en mejora, es muy importante en transición ofensiva.

La zona de arriba es la segunda parte del equipo, y es que se parte aquí. Esa referencia tan importante en el esquema de ‘JIM’ es la que se presumía desfavorecida con la marcha del todopoderoso Koné. Gekas no albergaba las mismas esperanzas ya que es un jugador que vive más cerca del área y no corriendo hacia ella. La llegada de Obafemi Martins, la mejor de las noticias. De características distintas a Koné, tiene en común su función en el equipo, ser referencia ofensiva y táctica. Que sea un jugador potente, de zancada, con fortaleza y, por supuesto, gol.

A esto es a lo que me refiero con las similitudes hacia Luis García. Caicedo era su estilete, buenos números hizo el ecuatoriano. Referencia, ruptura, gol. Para esto se usó a Koné. Más mérito para el marfileño ya que Caicedo se veía jugando siempre a menos metros del área rival. Probablemente sea Koné el más completo de los tres. Hizo una temporada superlativa en Valencia, en cuanto a goles y labor de equipo. Koné proporcionaba un avance de 20 metros hacia alante con suma facilidad, eso cuando no bajaba un balón y esperaba a la segunda línea mientras creaba superioridad. Peligro y rupturas constantes.
Martins seguramente no sea tan ducho en la técnica asociativa y mucho menos bajando balones, pero ofrece ese gran recorrido y peligro arriba, es un portento y vale perfectamente de autónomo, aunque los apoyos seguro le hacen más falta que a Caicedo o Koné.
Martínez tiene a la pieza que le faltaba y la cual le preocupaba su ausencia, ya que es el puesto diferencial para su sistema. Sus soldados no tendría un referente claro para el que trabajar, y Gekas nunca es suficiente.
Felipe, Arouna y Obafemi. Han sido y son un lujo para el club granota y para nuestra liga. Sin ellos no tendría tanto sentido el Levante de nuestros días, un Levante que ya camina por Europa y que en este primer tercio de la temporada, se vuelve a situar cerquita de ella.